Las infinitas posibilidades abiertas por la realidad aumentada y por los dispositivos virtuales son tomadas, en ARAN, como oportunidad para concebir lo real como una multiplicidad de mundos perceptivos. Los usuarios de la app pasan a ser creadores que, al interactuar con obras de arte diseñadas específicamente para ser experimentadas en entornos urbanos, amplían las percepciones únicas hacia un tejido de superposiciones heterogéneas, modificando los modos de pensamiento arraigados en lo real. ARAN apuesta, de este modo, por la flexibilidad y la reversibilidad de las narrativas, situando los fenómenos estéticos en el centro de la cotidianeidad y de la vida.
En la actual democratización de las tecnologías, ARAN ofrece la posibilidad de abrir nuevas vías de difusión de piezas artísticas actuales y de diferentes fondos museísticos. Si los museos, en consonancia con las dinámicas de las tecnociencias, la sociedad y la cultura, han ido paulatinamente abriéndose a nuevos recursos interactivos, ARAN, como consecuencia lógica de dicho desarrollo, despliega una de las posibles formas futuras de transmisión de experiencia y conocimiento para un público educado en la era de las nuevas tecnologías. Pero las tecnologías de la realidad aumentada no solo funcionan en ARAN como una arquitectura epistemológica de fuerte impacto mediático, sino también como posibilidad de apertura a nuevos lenguajes. Concebimos ARAN como un dispositivo de vanguardia y de experimentación, desde ámbitos curatoriales que permiten mostrar no solo la espectacularización de las piezas, sino que generan, al mismo tiempo, narrativas que renegocian los discursos únicos, señalando discontinuidades en la realidad contextual y contribuyendo a trazar la posibilidad de metarrelatos virtuales.